Meditación
Hay pecados que no somos capaces de discenir por nuestra naturaleza pecaminosa. Pensamos que estamos haciendo todas las cosas bien, o al menos muchas cosas bien, y no nos imaginamos que ciertas actitudes, maneras de pensar, o acciones están equivocadas.
Necesitamos pedir a Dios que nos dé guía y nos revele qué está mal en nuestra vida. Podría ser necesario pedirle humildad, porque todos tenemos orgullo en mayor o menor medida, y éste nos impide ver qué tenemos que mejorar.
De seguro conviene que se diga a Dios: He llevado ya castigo, no ofenderé ya más; Enséñame tú lo que yo no veo; Si hice mal, no lo haré más. Job 34.31-32
¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. Salmos 19.12