Todos nos enfrentaremos a problemas grandes y situaciones díficiles en la vida, al menos varias veces. Esto será inevitable. Algunos posibles ejemplos son los siguientes: Una persona importante que nos falla por completo, sufrir el ser despedidos de un trabajo, o el fracaso para obtener una meta por la que luchamos por años.
Cuando esto ocurra, cuando todas las cosas nos salgan mal, en ese momento Dios nos hará (o ha hecho antes) una pregunta clave: ¿Me buscarás más o te alejarás de mi?
¡Busquen las instrucciones y las enseñanzas de Dios! Quienes contradicen su palabra están en completa oscuridad. Irán de un lugar a otro, fatigados y hambrientos. Y porque tienen hambre, se pondrán furiosos y maldecirán a su rey y a su Dios. Levantarán la mirada al cielo y luego la bajarán a la tierra, pero dondequiera que miren habrá problemas, angustia y una oscura desesperación. Serán lanzados a las tinieblas de afuera. Isaías 8.20-22.
La clave para ser exitosos en medio de la prueba consiste en buscar a Dios aún más, con paciencia, es decir, buena actitud. Le diremos: Dios, no entiendo por qué permites que suceda esto, pero sé que es lo mejor para mi vida, porque eres perfecto.
Cuando una persona se aleja de Dios en las dificultades, el resultado no puede ser bueno. Vendrán problemas aún peores o más difíciles de sobrellevar, o peor aún, su corazón se endurecerá y no se acercará más a Dios. Esto es especialmente cierto cuando las personas culpan a Dios o se quejan por sus angustias, en lugar de dar gracias.
Oremos para que Dios nos dé un corazón dócil, que aunque no entienda lo que sucede le dé gracias: "Dios, no sé por que permites esto, pero eres bueno y te doy gracias porque harás algo bueno con esta situación y me purificarás para que viva en tus caminos".
Para Meditar
¿Para qué son necesarios los problemas en la vida de un creyente?